18 de Octubre 2004

El camino de regreso.

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Hay una canción que me encanta, que es de 1995 aproximadamente. Me paro a pensar en mi vida en esos momentos… y no recuerdo mucho. De eso hace ya casi 10 años, con lo que yo debía tener unos once o doce años. Sexto de la E.G.B. fue un buen año, supongo. Viajé a Madrid con el colegio, fui al cine con mis amigas por primera vez (a ver una peli para todos los públicos, eso si), y escuchaba los 40 Principales a todas horas. Digamos que era bastante responsable, yo creo que incluso algo repipi, pero estaba orgullosa de mí misma. Quería ser del Green Peace, acabar con el hambre en el mundo, escalar el Everest y conducir un descapotable rojo. Mucho ha llovido desde entonces, pero cuando miro hacia esa etapa de mi vida, me siento feliz. Saltaba a la comba en el recreo, y no imaginaba que algún día echaría de menos el timbre del colegio, o las canciones tipo “hay un charco y no ha llovido… “. No se si es nostalgia, pero, es lo que caracteriza a mis recuerdos. La vida es así, es lo que tiene esa extraña sucesión de acontecimientos, que durante un tiempo no tienen importancia, pero que luego, sin saber porqué, los recuerdas para siempre.

Volviendo al tema de la canción, que es por lo que escribo hoy, he decidido hacer una innovación más en este blog: una especie de comentario de texto, de esos que en el colegio la mayoría de nosotros odiábamos, pero que hoy me apetece hacer. La idea es que después de cada estrofa, yo te cuento pequeñas historias, porque lo bueno de esta canción, es que es como una historia hecha a base de pequeñas historietas. Es lo que tiene esa extraña sucesión de acontecimientos…

Hasta entonces nunca me habían aterrado
de esta forma los aeropuertos.
Lléname de abrazos, lléname de besos,
creo que anunciaron tu vuelo.
Y entre lágrimas tu figura es devorada por la gente,
y una fiera malholiente clava en mi alma sus afilados dientes.
Sus afilados dientes.


Lo que a mi me aterra son las estaciones de autobuses. Anuncian los viajes a través de una megafonía horrorosa, por lo menos aquí en Málaga, y es bastante triste. He ido mucho, siempre a despedir. La verdad, odio las despedidas, se me dan fatal. Recuerdo una en concreto, en la que la persona que se fue, lo hizo para siempre, y fue bastante duro. Hoy he vuelto a la estación, he conseguido entrar, y escuchar el anuncio de un viaje. No he sentido nada, así que he logrado enfrentarme a un viejo miedo. No obstante, tardaré mucho en volver a despedir a alguien.

Quedo con el sabor metálico de la soledad
y deshojo el calendario.
Tengo miedo, tengo frío y dudo,
y hago repaso.
Fugaz e indeterminado, como un sueño ha comenzado
esta historia y no sé, en verdad, si fue real.


Si, eso me suena de algo. ¿Quién no ha tenido miedo en alguna ocasión? Todos nos hemos sentido solos, con frío, perdidos en medio de un extraño orden, en el cual, todos han encontrado su sitio. Todos menos yo. La diferencia es que gracias Dios, creo que todo lo que me ha pasado, por muy rocambolesco que fuera, lo he tomado por real. Lo mismo era irreal, y por eso andaba algo perdida…

Quién me iba a decir que te iba a encontrar una noche casual,
yo ejerciendo de torpe sentimental.
"¿Qué haces aquí? A punto estaba de marcharme,
qué bueno es encontrarte". Y tú y yo inmóviles, y en torno a nosotros
giraban colores, pasaban horas, rostros.


Susana, esa eterna torpe sentimental, romántica hasta la médula, en la búsqueda del principe azul. Me empeño en seguir pensando que existen y mira que me dicen lo contrario mil veces al mes. Respecto a lo de las noches casuales, ninguna noche es casual, por muy casual que parezcan las cosas. No creo en las casualidades nocturnas, la verdad, y menos si tienen acento argentino. Mi relación con los habitantes de este lejano país lo dejo para otro post.

Pasaban horas, rostros.
Pero nada de esto era importante,
"así que háblame de ti y no pares".
Apenas te dejaba la música con su metralla.
"Cuéntame cómo era todo antes".
Aunque seriamente dudo si en verdad hubo un antes,
sólo recuerdo bien, con nitidez, que hubo un después.


Háblame de ti y no pares… aun no se lo he dicho a nadie, pero me parece una frase preciosa. En mi caso, 21 años dan para mucho. Yo soy una persona bastante charlatana, lo pueden confirmar varias personas, pero un poco tímida al principio. Creo que siempre hay un después, una consecuencia ante todo, una respuesta al estímulo… (no he podido evitarlo). Aunque claro, también hay cosas que pasan porque tienen que pasar, porque sí, y otras que aunque queramos, por mucho me metamos la señal, aquello no funciona ni para atrás. Yo particularmente, me empeño en ver las cosas complicadas, y es que, hay que simplificarlo todo un poquito más.

Entre empujones, entre la gente,
me acerco torpemente con taquicardia adolescente,
en aquel bar donde no entra ni un rayo de luz,
sé que fuera, sé que fuera amanece.
Sé que fuera amanece.


Qué decir de mi relación con los bares, con mi Fraggle, con el bareto de los vampiros, con esos momentos Pimpi, y con esas caminatas hasta pillar un taxi. Sé que siempre amanece, y que las taquicardias adolescentes, pueden darse en cualquier momento. Yo creía que tenia ya eso superado, pero no, el otro día me recordaron mis rodillas que en el café menos pensado, son capaces de desvanecerse sin previo aviso.

Nuevos reencuentros, nuevas confesiones, y de repente me veo
perdido en un aeropuerto,
con las pesadillas que día a día me acompañan, cotidianas,
con las que me atormento:
A qué son bailan tus caderas,
qué sudores te alimentan, tengo tanto miedo
de que olvides el camino de regreso,
el camino de regreso.


Si olvidas el camino de regreso, ten por seguro, que yo te lo recordaré. De momento no siento miedo por eso, pero creo que no iré a despedirte, por lo menos durante un tiempo. Respecto a las pesadillas, hace muchas noches que no me visitan. Olvidado ya el insomnio, sueño con historias sobre una noche casual, de esas que no exiten. Las confesiones las dejo para otro día.



Este post es un poquito más largo de lo normal, y está hecho así a posta. Es una especide de recompensa, porque se que tengo esto un poquito descuidado. Espero no haber aburrido al personal más de lo normal.

Escrito por susana a las 1:42 AM | ¿Alguien quiere decir algo? (2)