25 de Junio 2004

Ya mismo es 30.


snoopy escribiendo.jpg


Bueno, ya sólo me quedan un par de exámenes, la recta final está más cerca que nunca. Me muero de ganas por ir a la playa, de compras, a mi Fraggle… en definitiva, volver a mi vida normal, en la que veía la luz del sol, y hablaba con la gente, sin mirar el reloj cada cinco minutos. Y os digo una cosa, es increíble todo lo que se ahorra en el periodo de exámenes, o por lo menos en mi caso. Claro, si sólo salgo para ir a la biblioteca, pues es normal. Termino el 30, y las rebajas son el 1, así que los ahorros para el verano, no creo que me duren mucho. Tendré que suministrarlos con la cabeza, no con el corazón… soy una adicta a las compras. Me encanta ir de compras, la ropa me vuelve loca.

Pero lo importante es acabar medio bien, para tener un septiembre lo más suave posible. De hecho, lo que no apruebe ahora, va para septiembre, así que más me vale echar horas, horas y más horas. Aunque la realidad, es que ya estoy bastante desgastada, y necesito esas vacaciones. Por lo menos 15 días sin tocar los libros, sin ver ni un número, ni una ecuación, ni nada relacionado con teleco. A ver si llega pronto el miércoles que viene, y a ver si hay suerte, que nunca viene mal.

Y bueno, siguiendo el la línea de los viernes, aquí tenéis las cinco de hoy. Si alguien se anima a contestarlas, ya sabe lo que tiene que hacer. Besitos a los que me leéis, y deseadme suerte.



1. ¿Hasta qué edad creiste en los Reyes Magos (o Santa Claus)? ¿Quién te descubrió la triste realidad?

Creo que creí hasta los ocho años más o menos. Los niños de mi calle lo sabían, y me lo dijeron. Claro que yo no me lo creí, para mi lo de los Reyes Magos era como una cosa totalmente verdadera, y nunca la cuestioné. Unas Navidades, se lo pregunté a mi padre, y me contó una historia muy bonita, en la que los padres eran los pajes de los Reyes, porque como había tantos niños en el mundo, les tenían que echar una mano con algunos regalos. A partir de ese momento, sabía que los regalos los dejaban los padres, pero la magia de los Reyes, nunca se ha perdido.


2. ¿Te dejaba el ratoncito Pérez algún regalo debajo de la almohada a cambio de los dientes que se te caían? ¿Cuál era el regalo?

Claro que me dejaba. El regalo dependía del diente. Nunca me dejaron dinero, siempre eran cositas pequeñas, como una colonia, un peluchito, un broche… me hacía muchísima ilusión. El otro día le comenté a mi madre, que si cuando me quitaran las muelas del juicio, vendría el ratoncito Pérez para traerme un regalito … pero me parece que ya se le ha olvidado donde queda mi almohada.


3. ¿En que juego infantil eras imbatible?
En el Memori Snoopy. Me encantaba ese juego, pero mis amigas decían que era un rollo. Siempre ganaba. Otro juego que me gustaba mucho era el escondite, pero siempre perdía. Y con la comba y el elástico, no era muy buena que digamos, pero yo nunca me cansaba de intentarlo.


4. ¿Coleccionabas cromos?¿Llegaste a terminar alguna colección?¿Cómo llamabas a los cromos que te faltaban y a los repetidos?

Si, hacía todas las colecciones de los cromos que salían de Disney con mi hermana. Aun conservamos el de Aladín y el de la Sirenita. Nosotras no le poníamos nombres a los cromos, pero los más bonitos solían ser los menos repetidos.


5. ¿Llevabas bata (baby, delantal...) en el colegio? ¿Cómo era?
Lo llevaba en la guardería, y en el parbulitos. Era azul celeste, con unos botones de nácar redondos, que yo veía muy grandes, pero que en realidad, eran de un tamaño bastante normal. Con ese baby, aprendí a abrocharme los botones yo solita, de abajo a arriba, para no saltarme ninguno. En un buen método, pero ya no me hace falta…


Una canción: Rescue me (Fontella Bass).

Escrito por susana a las 10:52 PM | ¿Alguien quiere decir algo? (1)

20 de Junio 2004

Ya quisiera yo.

arco iris.jpg


Para el día de hoy, quería escribir unas líneas relacionadas con lo que me gustaría que no pasara y sí pasara por mi mente cuando veo el telediario al mediodía. Se le quitan a uno las ganas de comer. Este mundo está loco. La verdad, sería realmente cómodo, que este tipo de cosas no me afectaran tanto, pero que le vamos a hacer, tampoco sería bueno que pusieran un arco iris, y nos auto-engañáramos con un falso bienestar global. Y como no he encontrado palabras mejores para definir lo que siento, imaginemos que viene él con su guitarra y nos canta lo que sigue.


Ya quisiera yo ser librepensador,
no oír el rugir de tripas de tantos, ni su llanto, ni su dolor,
establecerme correcto, filósofo, neutral, independiente,
manejarme bien con toda la gente.

Ya me gustaría a mí alinearme con los no violentos,
regalar flores, descalzo, arrancadas de algún tiesto,
sin tener que poner la otra mejilla para nadie,
a no ser amenazado por ningún indeseable.

El caso es que me afectan las cotidianas tristezas,
la de los supermercados, la del metro y las aceras,
también las que me quedan lejos,
las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.

El caso es que me parecen buena gente,
algunos luchadores del ocaso,
que se parten el pecho por ser escuchados,
que morirán en alguna esquina, tiroteados.

Quisiera ser más listo, pasar de largo,
saberme libre de culpa y limpio de pecado,
y ser alma caritativa, Maria Goretti o santa,
sufrir sólo un poquito, sólo lo que Dios manda.

No entender de política, ni de sus actualidades,
convencerme que es red de araña, nido de alacranes,
y mutilar mi alma y mi esencia de animal social,
saberme superior a tanta frivolidad.

El caso es que me afectan, quizás demasiado,
la tristeza de los suburbios, el drama urbano,
saber que seremos caníbales dentro de poco
y que no habrá carne suficiente para todos.

El caso es que me afecta, quizá más de lo normal,
tener tanto miedo al cruzar mi portal,
ver que arde mi ciudad o que sangra el asfalto.
Quizá debería ver menos el telediario.

Quisiera ser más listo, adoptar bien la pose,
librarme de etiquetas, hasta la de hombre,
y entender que sólo yo me entiendo
y que no me entiende nadie,
ser un buen ciudadano formal y respetable.

Omitir de mis canciones
palabras como: compañero, obrero,
justicia, guerrilla, paz, hambre o miedo,
y hablar del amor, de cosas bonitas, de mis recuerdos,
contar alguna anécdota graciosa
de cuando era quinceañero.

El caso es que me afectan las cotidianas tristezas,
la de los supermercados, la del metro y las aceras,
también las que me quedan lejos,
las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.

El caso es que me parecen buena gente,
algunos luchadores del ocaso,
que se parten el pecho por ser escuchados,
que morirán en alguna esquina, tiroteados.


Una canción: Imagine (John Lennon).


PD: Azahara, ánimo con el examen, que ya verás que sacas super buena nota. Suerte y vis-vis.

Escrito por susana a las 2:49 PM | ¿Alguien quiere decir algo? (5)