23 de Septiembre 2005

Hoy no hay música en mi vida.

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Qué le digo yo a mi corazón, si me pregunta por ti. Cómo explicarle que te he apartado de mi vida, que llora por una decisión mía, que si sufre es consecuencia de mi cabezonería.


Qué le digo yo a mis brazos, cuando pregunten por los tuyos, cuando necesiten el calor de tu cuerpo, cuando mis hombros estén cansados de aguantar solos todas las penas y problemas, cuando mi mano busque la tuya para dar un paseo.


Qué le digo yo a mis ojos, cuando pregunten por tu mirada, cuando olviden la complicidad, cuando decepcionados no te encuentren entre la gente y quieran cerrarse para siempre, porque no merezca la pena siquiera mirar.


Y qué le digo yo a mi alma, que una vez más está rota en mil pedazos, que tiene frío y no encuentra el camino, que necesita un abrazo como agua de mayo, al igual que tu sonrisa para poder escapar de esta noche sin amanecer. Te echo de menos, pero eso ya lo sabes.


Hoy no hay música en mi vida.

Escrito por susana a las 4:13 PM | ¿Alguien quiere decir algo? (7)

18 de Septiembre 2005

Una improvisada sonrisa.

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Hacía mucho tiempo que no cogía un tren. Tanto, que aunque fuera un trayecto corto, he de confesar que estaba nerviosa. Nunca me han gustado las estaciones en general. Ni las de trenes, ni mucho menos las de autobuses, pero mientras cargaba con mis maletas, pasillo a bajo, pensé que era raro que no hubiera nadie allí para despedirme.

Por primera vez en mi vida, estaba sola en una estación. No había novios, ni amigas, ni padres, ni amantes que me desearan buen viaje. Y no es que me sintiera triste o perdida. Simplemente, estaba allí, llevando las maletas como buenamente podía, concentrada en no pegarme la leche del siglo. Nunca se me dio bien eso de hacer malabares con tres maletas.

Tras comprar el billete para la próxima salida, me preguntaba de dónde venía toda esa gente que poco a poco se iba acumulando a mi alrededor. Supongo que eran tan variopintos, que el destino al que se dirigirían no era lo que atraía mi atención. Había estudiantes, niños pequeños con sus respectivas madres, un chico que escuchaba música, una pareja que se abrazaba, besaba y tocaba el culo (las tres cosas a la vez), guiris que se informaban en los paneles, hombres de chaqueta que no parecían felices. ¿De dónde había salido toda esa gente?

No estoy muy segura de si uno tiende a “aprender” ciertas cosas de los demás, o si directamente las hacemos propias sin darnos cuenta. Me refiero, por ejemplo, a cuando acabas por decir una frase que es típica de otra persona. Aunque no tenga el copyright, al pronunciarla, es como si recordaras a su autor. No es falta de personalidad, que a mi me sobra por los cuatro costados, pero no se por qué, empecé a fantasear sobre lo que cada persona era, decía y los motivos que la llevaban a decirlo.

Y en ese maravilloso ejercicio imaginativo, los novios pasaban por una mala racha, ella realmente no estaba segura del muchacho en cuestión, y en unas semanas, le dejaría. La madre, que se acordaba del padre del niño, rezaba para que el tren llegara pronto. El guiri estaba de vacaciones, seguro que era del norte de Europa. Debería comprar una buena guía de Málaga, porque se le veía un poco perdido. Los estudiantes se escaqueaban de la biblioteca, pero daba igual, porque estudiaban algo facilito, y aprobarían de todas formas... Y así fue, como rodeada de historias, me acordé de ti. Había logrado olvidarte, y en mitad de la estación apareciste entre mis pensamientos. El recuerdo, simplemente fue recuerdo. Tras dedicarte una improvisada sonrisa, me dio por pensar qué andarás haciendo. Aquel viejo hábito que no se si seguirás teniendo, es una buena terapia contra el aburrimiento.


Una canción: Arenas de Soledad, Habana Blues Band.


Échale un vistazo al trabajo de Scott Haefner, es realmente bueno.


Escrito por susana a las 10:00 PM | ¿Alguien quiere decir algo? (2)