13 de Febrero 2005

Siempre nos quedará París.

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Hoy es el día de mi cumpleaños. Aún no he soplado las velas, y se hace un poco tarde, la verdad, pero he sentido la necesidad de escribir un poco, y ese ha sido mi auto regalo: escribir escuchando a Elvis. No pienses que soy una hortera, o por lo menos, no lo pienses en voz alta, pero sucede que a veces, los pequeños caprichos son lo que nos hacen disfrutar grandes momentos.

Primero pensé que nadie se iba a acordar, cosa que me daba pánico. La soledad me aterra. Para bien o para mal, mi cumpleaños cae y caerá durante unos pocos de años justo en exámenes, y digamos que todos están más liados de la cuenta. Entre mis muchos (muchísimos) defectos, está el de recordar las cosas que se supone que los demás saben, o decir las cosas que se suponen que deben ser dichas por los demás, pero este año, no le he dicho nada a nadie. Gracias a Dios que se han acordado, o mejor dicho, gracias al Birthday´s Alarm, que se ve que funciona a las mil maravillas.

Recuerdo las vísperas de anteriores cumpleaños. No podía pegar ojo pensando en los regalos, en la fiesta, la ropa que me iba a poner en el gran día, en si el chico que me gustaba me daría ese ansiado primer beso (se supone que en un cumpleaños está todo permitido), pero este año, no estaba nerviosa. Los nervios se han quedado por el camino, junto a las invitaciones de cartulina, el pilla-pilla y la piñata. Inevitablemente nos hacemos mayores.

Pienso en el día de hoy, y la verdad, todo ha salido muy bien. Mi familia ha estado conmigo, como siempre. Ellos son relamente auténticos, y nunca me han fallado. Tampoco ha faltado la felicitación del resto de mi gente, y por su puesto de mis niñas. El móvil ha notado que hoy era un día especial. Pero, rodeada de globos, regalos, y escuchando al Rey… ¿Qué es lo que me falta? Es evidente que la tristeza no estaba invitada, pero alguien la ha dejado pasar. Hablaré seriamente con el portero que cuida las lindes de mi alma. En un día como hoy, en el que debería estar sonriente, radiante de felicidad… no lo entiendo. Odio que siempre haya cosas que no comprendo, o no quiero comprender.

Supongo que esperaba algo que no ha podido ser. Es lo que tiene pedir demasiado, que a veces, las cosas no son como queremos. Pero basta de melancolía, de hablar conmigo misma, de darle vueltas a las cosas. Aún no he soplado las velas, y se hace tarde. Cuando esté todas encendidas, y haya escuchado esa canción en sus tres versiones, pediré mi deseo. Sé que no se va a cumplir esta noche, ni mañana… pero seguro que un día de estos, cuando menos me lo espere, le encontraré sin darme cuenta, sin esperarlo, sin llamarlo por su nombre como en anteriores ocasiones. ¿Y sabes que te digo? Que me voy a poner bien guapa y voy a preparar la tarta, que ya es hora. A partir de mañana, muchas cosas van a cambiar. Por lo pronto, será dia de zapatos de tacón y carmín en los labios…dispuesta a conquistar lo inconquistable.


Una canción: Are you lonesome tonight?, Elvis Presley

Escrito por susana a las 10:35 PM | ¿Alguien quiere decir algo? (2)