17 de Enero 2005

Te solté la rienda.

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Ya están mis amigas liadas con los viajes de fin de estudios. La Habana, el Caribe, un crucero por el Mediterráneo… Digamos que yo estoy pensando cómo ingeniármelas para optimizar el número de aprobados, y ellas están pensando en comprar bikinis para marzo. Qué injusta es la vida. Unas tanto y otras tan poco, como diría mi amigo el refranero. Si yo pudiera hacer una escapada, aunque sólo fuera con lo puesto, me iría a México.

Lo primero que haría al llegar sería buscar en un mapa Garibaldi, y dirigirme hacia mi soñada plaza como fuera. Lo ideal sería llegar a media tarde, cuando la plaza se empieza a llenar de mariachis. Me acercaría a uno de ellos. Cierro los ojos y estoy allí. Le pido que a cambio de los pocos euros que me quedan en los bolsillos, me cante esa canción de Jose Alfredo que tanto me gusta. Y claro, como es mi viaje a México inventado, entraría en el Tenampa. Sentiría el bullicio de la gente, y sin pensarlo ni un instante, me acoplaría con todo el descaro del mundo, a la mesa más animada.

Manda la tradición brindar con tequila, así que pediría Herradura, que es el que no meda resaca. Volviendo al grupo de mis mariachis inventados, tengo ganas de conocer a uno de ellos, para preguntarle si es verdad que con nueve años, Jose Alfredo compuso su primera canción. Supongo que me diría que sí, ya que para ellos es una especie de semi-dios, pero no me importa que se exagere con su historia. Para mí también es alguien especial. Dicen que le gustaba escuchar a los Beatles, pero que no les entendía porque no sabía ingles, y eso me recuerda a cierta niña que escuchaba a todas horas los vinilos de su padre a escondidas, y que en el autobús, de camino al cole tarareaba una especie de frase que parecía medio inglés medio africano sin tener ni idea de lo que quería decir A Hard Day´s Night. Antes de que acabe la carrera, prometo que iré al D.F. para brindar por Jose Alfredo y cantar con los mariachis aquella vieja ranchera.

Una canción: Te solté la rienda, Jose Alfredo Jimenez.

Escrito por susana a las 12:44 AM | ¿Alguien quiere decir algo? (3)

2 de Enero 2005

Los besos que nunca nos dimos.

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Estamos de estreno. Miles de veces he pensado: si tuviera una segunda oportunidad… y resulta que empezamos un nuevo año en nuestras vidas, en el que poder cumplir todos nuestros sueños, o simplemente arreglar eso que en el pasado quedó sin terminar. Ya se, suena bastante utópico, pero bueno, no esperéis otra cosa de esta soñadora.

Al nuevo año le pido mucha felicidad, pero no en grandes dosis, no en los grandes momentos, sino en las pequeñas cosas, esas que yo aprecio tanto. Le pido amor, que nunca viene mal. Amores locos, intensos, de esos que puedes recordar durante años y años enteros y siguen erizando tu piel.

Le pido paciencia, para seguir buscando mi sitio en el mundo, para comprender el porqué de las cosas, para poder contar hasta diez en más de una ocasión. Le pido no más portadas de periódicos con malas noticias, no más injusticias, no más guerras ni sufrimientos innecesarios.

También le pido sonrisas entre desconocidos, cruces de miradas en autobuses, trenes, y metros. Ganas de vivir aquello que nos resulta imposible, lo que soñaste y no recordaste a la mañana siguiente o eso que nadie espera de ti, pero que te mueres de ganas por hacer. Le pido la banda sonora de mi vida, para que al escucharla, recuerde todo lo vivido tanto en los buenos como en los malos momentos; hay cosas que no debemos olvidar jamás. Pero si hay algo que le pido con más ilusión al nuevo año son todos los besos que nunca nos dimos, bien porque no pudo ser, bien porque no nos atrevimos a ello o simplemente porque eran inventados, pero no por ello, besos menos auténticos.


Gracias a Kathy Richardson por prestarme su maravillosa foto.

Una canción: Moonlight Kiss, de Bap Kennedy.

Escrito por susana a las 8:45 PM | ¿Alguien quiere decir algo? (0)