Diario de una teleñeca.
Bienvenido al Diario de una Teleñeca!!
Me encanta contar las cosas que van pasando en mi entorno. De pequeña queria ser escritora, y ésta es una muy buena oportunidad. No dudes en dejar tu opinión al respecto, y volver por aquí cuando quieras.
7 de Marzo 2006
Los ex habitantes de mi estante.
Estamos a principios del segundo cuatrimestre, y fuerzas esta vez no me faltan. Si la cosa falla que siempre puede fallar no será por falta de ganas.
De momento, estoy asistiendo a todas mis clases, madrugando por las mañanas, y estudiando por las noches. Tengo que aprovechar el tiempo al máximo, que luego pasa lo que pasa. Por el momento, estoy contenta haciendo las cosas como las tengo que hacer. Esperemos que me dure la buena voluntad, porque madrugar, es todo un logro en mí. Los que me conocen bien, saben que soy bastante dormilona, y valorarán el esfuerzo que supone levantarse a las siete de la mañana.
Por otro lado, me voy quedando sin espacio físico para apuntes nuevos. Ya mismo serán o ellos o yo, porque el cuarto se está quedando pequeño. Las estanterías están hasta los topes de apuntes del primer cuatrimestre, que retomaré en verano (menudo veranito que me espera), así que he tenido que reubicar todo un estante de mi dormitorio para hacerle sitio a los apuntes nuevos. Como podéis ver en la foto, ahora son pocos, pero pronto irán creciendo exponencialmente.
La verdad es que eso de cambiar las cosas de sitio ha sido un poco triste. Aún no se dónde voy a poner la colección de cromos de cuando era pequeña, libros de Los Cinco, cajitas llenas de collares que ya no me pongo (es lo que tienen las modas)
La colección de euro monedas, creo que pasará a algún cajón, pero con los peluches, no sé cómo lo voy a hacer. Les tengo mucho cariño como para reubicarlos lejos de mi cuarto.
Supongo que lo que tienen todos estos pequeños ex habitantes de mi estante, es que son recuerdos de los que no me quiero deshacer. Nos hacemos mayores inevitablemente, y con el paso del tiempo, van perdiendo la vigencia. Los que tienen suerte, van cambiando de lugar en nuestros cuartos, pero los menos afortunados, probablemente acaban en un altillo o trastero.
Rodeada de tanto apunte, me asalta el profundo miedo de olvidarme de aquella niña que jugaba a hacer comiditas en cacerolas de colores para que los pajaritos no pasaran hambre, o que bautizaba a todos sus muñecos para poder llamarlos por su verdadero nombre. No quiero que mi cuarto se convierta en un despacho lleno de papeles, libros, revistas y apuntes, así que sea como sea, antes de irme a dormir, les buscaré un huequito a todos los ex habitantes del cuarto estante.