Diario de una teleñeca.
Bienvenido al Diario de una Teleñeca!!
Me encanta contar las cosas que van pasando en mi entorno. De pequeña queria ser escritora, y ésta es una muy buena oportunidad. No dudes en dejar tu opinión al respecto, y volver por aquí cuando quieras.
15 de Julio 2004
Mis señales.
Hay varios tipos de señales: las de tráfico, las analógicas, las digitales
y mis señales. Quizás pienses que es una auténtica tontería, pero yo soy muy de ver señales. No me refiero a buscar una señal, pero si la encuentro por casualidad, no le doy la espalda.
Una de mis señales favoritas, es encontrar una moneda. Suele ser de uno o dos céntimos, pero su valor es lo de menos. Sin dudarlo ni un instante, me agacho a cogerla esté donde esté. Los céntimos olvidados en las aceras, esperan a ser recogidos. Tumbados, inmóviles, ven como todo gira a su alrededor. Las personas pasan, caminan, corren, pero no les ven. Son demasiado pequeños. El céntimo sin techo que recojo, pasa de ser la más desgraciada de las monedas, a una especie de talismán de buenas vibraciones. Incluso tengo un compartimiento en mi monedero reservado para estas nuevas adquisiciones. Los últimos serán los primeros, en el reino de mi monedero. Si un día me encuentro una moneda, es una buena señal. Algo bueno va a ocurrir, y no suele fallar la predicción.
Otras veces, cuando la desesperación es palpable, hay algo que me preocupa, y la señal en sí no se manifiesta, la busco en la radio. Y te preguntarás: ¿como se buscan señales de este tipo en la radio? Muy fácil. Yo tengo varios aparatos de radio, ya sean con pilas, o a la red, distribuidos de una manera muy estratégica. Pues bien, me digo: si enciendo la radio, y lo primero q escucho es español (ya sea una canción española, un anuncio, o una tertulia), la cuestión que me preocupa va a ir bien. La verdad, es que me preocupo mucho cuando tengo un problema. Hay un proverbio cuyo origen no recuerdo ahora, que quizás, debería seguir más a menudo. Decía más o menos: Si el problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no la tiene, ¿por qué te preocupas? La radio es como una improvisada bola de cristal. Y no suele equivocarse. Lo que pasa, es que soy bastante testaruda, y si la canción no es nacional, apago la radio corriendo, y hago una nueva consulta cuando pase un rato. Se que es trampa, pero qué le voy a hacer. En este caso, hasta que lo que escucho no contiene la Ñ, no me quedo tranquila. Aunque se que ya no es una condición necesaria y suficiente, es decir, que puede que vaya bien, o puede que no.
Y bueno, el que me conoce bien, sabe que yo y mis señales, siempre estamos al encuentro. Un día, en el laboratorio, Olga, que ya medio cree en esto de las señales, me dijo: si el próximo niño que entre, es moreno y su camiseta azul, es una pedazo de señal. La cosa es que entró un muchacho con esa descripción. No te creas que es tan común una camiseta azul. ¿O si? Supongo que depende de cómo se miren las cosas. Una camiseta amarilla pollo no es común, pero un día en la biblioteca, se juntaron tres iguales. No lo interpreté como una señal, ya que el amarillo no es precisamente un color muy afortunado. No recuerdo bien que pasó aquella tarde, la del muchacho con la camiseta azul. Creo que era que Olga aprobaría Analógica. Aprobó, y eso que el examen le salió fatal.
Supongo que esto de las señales, es una forma de intentar buscar la esperanza en una realidad que a veces, te despoja de ella totalmente. Hoy me he encontrado una moneda de dos céntimos en el camino a la parada del autobús. Cuando encendí la radio de la pitonisa Lola Hertz, estaba la Unión, con su Lobo hombre en París, una de mis favoritas. Y eso que M80 es bastante internacional. En la siesta, he soñado que volaba tan alto que veía todas las personas como si fueran hormiguitas. Volar es uno de mis mejores sueños. Si eso no es una buena señal, no lo es nada. Ya te contaré si pasa lo que tiene que pasar.
Una canción: Lobo hombre en París, La Unión.
11 de Julio 2004
El amor es ciego y la locura son sus ojos.
Hay un cuento que me encanta, y me parece que hoy es un buen día para compartirlo contigo. La primera vez que lo oí, me pareció precioso. Alguno puede pensar que eso de que el amor es ciego, es un tópico más. Yo creo que el amor llega solo, sin que te lo esperes, y que por supuesto, es ciego, en el sentido de que lo que es bello para unos, no lo es para otros. Pero bueno, que para gustos, los colores. Lo malo del amor, es que a veces es indeciso, y casi siempre, tarda demasiado, pero qué le vamos a hacer, nadie dijo que fuera fácil.
Antes de que este planeta estuviese habitado por hombres y por mujeres vivían en él pasiones y virtudes. En el planeta Tierra estuvieron viviendo durante cientos y cientos de años y durante toda una eternidad pasiones y virtudes que se aburrían de lo lindo con el transcurrir de los siglos, así que cada día trataban de inventar un juego nuevo al que jugar para que se hiciese mas llevadera la larga, larga, larga, larga existencia. Solía ser la imaginación la que proponía los juegos, y un día propuso jugar al escondite. A todos les pareció bien, todos estaban entusiasmado con la idea, pero claro, ¿quien contaría?. La primera en levantar la mano fue la locura : Yo, yo, yo cuento . Bueno esta bien, pues a contar. Vuelve la cara contra ese árbol y comienza la cuenta mientras el resto nos escondemos.
La locura se dio la vuelta, volvió la cara contra la corteza del árbol y empezó a contar una cuenta imposible 1, 7,2, 55, 88, 13, y uno a uno se fueron escondiendo todas y todos. La locura seguía con su cuenta, y cada uno iba buscando el lugar mas apropiado en el que pensaba que la locura no lo encontraría. Poco a poco se fueron escondiendo todos, excepto uno, que tardaba en encontrar el lugar apropiado. Ése era el amor. Es que ya sabéis que el amor es bastante indeciso, y andaba de una lado a otro sin saber dónde meterse. La locura seguía con su cuenta 55, 6, 99, 100, ¡ya voy!, y se dió la vuelta. El amor se metió en el primer lugar que vió, se metió de un salto en un matorral de zarzas que había ahí cerca. Allí se coló y se quedó atrapado con la esperanza de que no lo vieran, y no lo vió.
A quien primero se encontró la locura, allí tumbada fue a la pereza, a la imaginación la descubrió entre las nubes. A la mentira la vio allí, pero como era mentira ... y así uno a uno fueron apareciendo todos, la locura fue encontrándolos a todos. Al poco rato faltaba solamente uno por encontrar, aquel era el amor. Es que ya sabéis que encontrar al amor es bastante difícil. El juego ya empezaba a hacerse pesado, así que la locura empezó a impacientarse
Amor sal ya que se hace tarde, pero el amor ya sabéis que es muy indeciso, y no solamente uno tarda en encontrarlo, sino que a veces tarda demasiado en salir a la luz. El amor asustado no salía. La envidia que suele preocuparse bastante más de los demás que de sí misma, se acercó al oído de la locura y le dijo: El amor esta oculto en esas zarzas. La locura muy enfadada fue hacia las zarzas y empezó a gritar : ¡Amor sal ya!, se nos hace tarde. Pero yo les he dicho ya que el amor es indeciso, y una vez que lo encuentras es difícil sacarlo. La locura muy enfadada trato de meter la mano entre las zarzas para sacar al amor de las solapas, con la mala fortuna que se pinchó con una espina. A veces hacer salir al amor es doloroso. La locura estaba tan enfadada, que agarró una vara que había junto a las zarzas, la introdujo en el matorral y empezó a agitarla entre las ramas. De repente sonó un grito. De entre las ramas de las zarzas salió el amor con las cuencas de los ojos ensangrentadas. La locura en su locura al agitar la vara entre las zarzas le había sacado los ojos al amor, dejándolo ciego para siempre. Todos se quedaron muy callados mirando al amor con las cuencas vacías, sin saber qué decir nadie. Quizá aquella fue la única ocasión en la que la locura hablo con un poquíto de cordura, porque dijo: No os preocupéis, desde ahora yo seré sus ojos.
Y es por eso que desde entonces el amor es ciego, y la locura son sus ojos. Espero que os haya gustado, y suerte en vuestra búsqueda.
Una canción: I just call to say I love you, Stevie Wonder.