11 de Junio 2005

Mi alma.

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Echo de menos los momentos en los que sabía que él me iba a besar. Justo en ese brevísimo conjunto de segundos, en el que por fin las palabras dejarían paso a lo evidente, el tiempo se me hace eterno. Me olvido de todo, de mis problemas, de mis inquietudes, incluso del reloj. Me paso la vida controlando el tiempo desde mi muñeca, y es que casi siempre, llego tarde. Aquella noche, no iba a ser menos.

No llevas reloj?
Para qué, si tengo el móvil?
Por ejemplo, para saber que hora es….
Las dos y media.
-Miro el reloj- Son las tres, se hace tarde, mañana tengo que estudiar.
Olvídate del dichoso reloj, dámelo.
No puedo.
¿Por qué?
No lo sé, solo sé que no podría vivir sin él.
¿Por qué?
No lo sé, supongo que es una mala costumbre eso de controlar el reloj.
Dámelo.
No puedo.
Dámelo…

Me costó aguantar la mirada. Tanto, que acabé mirando hacia otro lado, típico en mí. Dicen que la mirada es el espejo del alma, y yo creo que lo que me pasa es que tengo miedo a mostrarla. Pero el volvió a buscarla, y en este nuevo asalto, la aguanté.

-Si te doy el reloj, te estoy dando lo único propio que tengo, que es el tiempo. Esta noche te he mostrado mi alma.– Te cambio el reloj por un beso.

Escrito por susana a las 6:59 PM | ¿Alguien quiere decir algo? (3)